El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiríaesta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
Juan Gelman
Y hoy... de nuevo huérfana de dos de mis
amores: Juan Gelman y José Emilio Pacheco.
No entiendo por que diablos
mueren los poetas. Me indignan los
dioses que no entienden que sólo en poemas podemos escucharlos. No se que
pretenden los idiotas cuando terminan con su voz, si solo en ella se escucha el
infinito, si sólo en ella se expresa la creación.
¡Que estúpido designio
privarnos de lo eterno! ¡Que mezquina razón dejarnos sin la risa y el llanto del amor!
¡Que queden pues los dioses
mudos! ¡Queden perdidos en sus reinos y alejados de toda humanidad! ¡Queden
desterrados de la tierra, de la risa, de la vida y del amor! Y
¡Vivan eternamente en el
olvido recreando en un continuo su orfandad!
Presencia
¿Que va a
quedar de mi cuando me muera
sino esta
llave ilesa de agonía,
estas
pocas palabras con que el día,
dejó
cenizas de su sombra fiera?
¿Qué va a
quedar de mi cuando me hiera
esa daga
final?
Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera
No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar.
El tiempo abierto
semejante a los mares y el desierto
ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto
Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera
No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar.
El tiempo abierto
semejante a los mares y el desierto
ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Más si alguien vive yo estaré despierto
José
Emilio Pacheco